Estudios
recientes de la universidad de Harvard apuntan que para envejecer de la mejor
manera debemos invertir en tener buenas
amistades, estaremos más fuertes y saludables cuando mejor sea la calidad
emocional de las relaciones de amistad que tengamos. Esta hipótesis no es nada
descabellada si pensamos en la cita mens sana in corpore sano, porque si
conseguimos mantener nuestra mente sana, nuestro cuerpo también estará sano.
¿Qué influencia tienen
las buenas amistades en nuestra salud?
Los
estudios demuestran que tener buenos
amigos nos puede ayudar a combatir el estrés, a poder encontrar formas a
través de las cuales nuestros problemas sean menos problemas porque la carga
mental sea menor por ejemplo. Compartir los problemas y verbalizarlos es una de
las formas a través de las cuales muchas personas consiguen ver que no son
tales problemas y conseguir encontrar una solución.
Además,
los buenos amigos en etapas adultas son
muy importantes, porque nos ayudan a
combatir la soledad, un enemigo silencioso para muchas personas mayores. Se ha demostrado que aquellas personas que
comparten sus rutinas con amigos pueden vivir más tiempo y vivir mejor, porque
la soledad es una adversidad a la que muchas personas se enfrentan en momentos
complicados, pero poder compartir tanto las alegrías como los problemas, ayuda
a mucha gente a tener una vejez más
plena.
Si una
amistad ha superado la barrera del tiempo, quiere decir que puede superar
cualquier obstáculo. La felicidad y
capacidad saludable que esa amistad
nos podría dar nos ayudará a lo largo de nuestra vida, incluso en el momento en
el que se sufren enfermedades porque se ha demostrado que los pacientes que
tienen más esperanza y motivos para seguir adelante, pueden reponerse de esas
enfermedades con un alto porcentaje de éxito. Sin duda, nos sobran los motivos
para cultivar las amistades por doquier.
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